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Con 17 años creo un sensor de humedad y ahora va por los incendios forestales

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Camilo Furlan es oriundo de Cerro Corá. En pandemia encontró su pasión en la programación, combinando la misma con la naturaleza.  “Comencé aprovechando los tiempos libres y me ponía a desarmar algunos componentes. Para ese entonces, caminaba 500 metros hacia el monte, descargaba PDF, videos, volvía a mi casa y los repasaba una y otra vez. Así arrancaron los proyectos con componentes simples y así, me puse a fabricar un sensor de humedad. Después vino la escuela de robótica, nos donó un kit con el cual comencé a programar cosas simples, como el sensor de humedad, hasta llegar a programar un polígrafo”, inició contando Camilo.

En tanto, destacando qué es aquello que lo impulsa a realizar estos trabajos, el joven oriundo de Cerro Corá dijo: “el incentivo para comenzar con los proyectos tiene que ver con la curiosidad y la necesidad de darnos respuesta lógica al uso de la tecnología, en función de necesidades reales, así como el problema de la energía y nuestra relación con la naturaleza”.

Sensor de humedad

El joven, ideó recientemente un sensor de humedad a partir de un kit otorgado por la Escuela de Robótica. En relación a su funcionamiento explicó: «el sensor de humedad consiste en un dispositivo que mide cuanta corriente eléctrica llega desde un pulso que se envía. Es decir, es una plaqueta que, en función de la corriente de una batería, envía una señal y que, a través de cuanta energía enviada pase mide que humedad tiene la tierra. Cuando la tierra esta húmeda es más conductora de electricidad. De esta forma, el dispositivo hace variar la luminosidad de un foco led y mediante eso, se comprueba el nivel de humedad».

Polígrafo

Asimismo, comentó el trabajo realizado con un polígrafo. El mismo, aspira poder mejorarlo y realizar con ello nuevos experimentos. “En el caso del polígrafo, lo que hace es graficar la mediación que llega», inició diciendo Camilo y continuó: «el polígrafo es el famoso “detector de mentiras”. En este caso colocamos el polígrafo en una planta. En lo humano, lo que mide el polígrafo es la resistencia al paso de la electricidad de la corriente en la piel; ya que los humanos cuando mentimos variamos la resistencia al paso de la corriente. En las plantas lo que sucede, es que varía en función de los diferentes estímulos. Es decir el dolor, estrés hídrico, la presencia de ciertas personas y demás. Entonces, se pueden desarrollar módulos que hagan, de alguna forma, hablar a la planta».

Además Camilo detalló los planes a futuro: «hicimos muchos experimentos en este aspecto. Las plantas no solo sienten sino que pueden distinguir. Conseguimos bastante resultados, por ejemplo, las plantas no solo reaccionan a la música, sino que está probado que tienen distintos índices de crecimiento en función a la música. Corroboramos eso y lo graficamos, esto lo compartimos en nuestro canal de Youtube “Orgánica Misiones”. Las plantas tienen receptores, ven en cierta forma. Cada célula que compone a la planta es como “un ojo”. Hay pruebas de que las plantas ven mejor que nosotros en infrarrojo, todo lo que sea calor o luz del sol, trae luminosidad infrarroja. Mediante eso, planteamos desarrollar un módulo de polígrafo que se instale en un monte, en plantas individuales y que alerte a una estación centralizada de posible casos de incendios ya que, las plantas detectarían el fuego más rápido que los humanos. Entonces, si se dispersa un incendio forestal, que los módulos puedan alertar tempranamente posibles casos de incendio», dijo y agregó: «a futuro queremos plantear un polígrafo que se instale en el monte, que no solo cense una planta sino, la interacción entre las plantas».

 

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