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Corrientes bajo agua: barrios sin luz, colectivos fuera de circulación y recolección de residuos suspendida

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Corrientes quedó paralizada por una lluvia histórica. Calles, casas y servicios colapsaron en pocas horas. La falta de inversión en infraestructura agravó una situación que ya es crítica y podría empeorar.

Corrientes atraviesa una de las jornadas más dramáticas de los últimos años luego de un temporal que dejó más de 111 milímetros de lluvia en pocas horas. Provocó inundaciones masivas, paralizó servicios esenciales y dejó en evidencia la grave falta de inversión en infraestructura por parte del Gobierno provincial, en un escenario que mantiene en vilo a miles de vecinos.

Lo que comenzó como un frente de tormenta anunciado terminó convirtiéndose en un verdadero desastre urbano. Los desagües pluviales colapsaron, los canales se desbordaron y barrios enteros quedaron anegados, con agua ingresando a viviendas, comercios y edificios públicos. En muchas zonas, las calles directamente desaparecieron bajo el agua.

La situación se desarrolla bajo alerta naranja del Servicio Meteorológico Nacional, mientras el Comité de Operaciones de Emergencia prioriza la seguridad vial y la protección de viviendas. El riesgo es constante: el tránsito vehicular puede empujar el agua acumulada hacia el interior de los domicilios, agravando los daños.

El impacto de la falta de inversión y mantenimiento

Desde los organismos técnicos advierten que el escenario podría empeorar. El ingreso sostenido de humedad tropical desde el norte del país mantiene alta la probabilidad de nuevas precipitaciones intensas. Esto amenaza con profundizar los anegamientos en una ciudad que ya no resiste más agua.

La crisis dejó al descubierto una problemática estructural: la falta de inversión sostenida en infraestructura hídrica. Sumideros obsoletos, desagües insuficientes y canales sin mantenimiento convirtieron una lluvia intensa en una catástrofe urbana. En Corrientes, la lluvia no fue el único problema: el abandono de obras clave amplifica el desastre.

Como consecuencia directa del colapso, la Municipalidad de la capital correntina dispuso la suspensión total del transporte público urbano. Las unidades fueron resguardadas en las cabeceras ante el riesgo de quedar inutilizadas y para preservar la seguridad de los pasajeros. La ciudad quedó sin colectivos y con miles de personas sin posibilidad de trasladarse.

    A esto, se suman amplios sectores sin energía eléctrica. El agua alcanzó niveles críticos y obligó a extremar precauciones ante el riesgo de cortocircuitos y descargas en la vía pública, especialmente en postes y columnas de alumbrado.

    Defensa Civil provincial informó que los comités de emergencia municipales trabajan para asistir a los damnificados, en especial a las familias que sufrieron el ingreso de agua a sus hogares. También se realizan relevamientos de daños mientras se intenta coordinar acciones con el gobierno provincial que encabeza Juan Pablo Valdés, en medio de crecientes cuestionamientos por la falta de obras preventivas.

    La situación se replica en el interior. En Ituzaingó, ciudad limítrofe con Misiones, las precipitaciones superaron los 100 milímetros en pocas horas. Las autoridades pidieron evitar circular por zonas inundadas, mientras vecinos difundieron imágenes que muestran calles convertidas en ríos y vehículos avanzando con el agua por encima de las ruedas.

    Inundaciones en Corrientes: servicios afectados y un riesgo silencioso

    El sistema de recolección de residuos se encuentra completamente interrumpido. Las autoridades insisten en no sacar la basura: en lluvias intensas, los residuos sólidos se transforman en el principal enemigo de los desagües. Una sola bolsa alcanza para tapar un sumidero y provocar la inundación de toda una cuadra.

    Corrientes también enfrenta un riesgo sanitario y eléctrico. La combinación de humedad extrema, agua estancada y tendidos eléctricos expuestos eleva de forma considerable la posibilidad de accidentes.

    El subsecretario de Gestión Integral de Riesgos y Catástrofes, José Pedro Ruiz, confirmó en declaraciones a radiales que en apenas dos horas se registraron 91 milímetros de lluvia, una cifra que explica la magnitud del colapso pero no justifica la fragilidad del sistema urbano.

    Corrientes sigue bajo el agua, sin colectivos, con barrios inundados, servicios paralizados y miles de vecinos afectados. La tormenta dejó algo más que calles anegadas: expuso, con crudeza, las consecuencias de años de falta de inversión en infraestructura básica. Y el pronóstico no trae alivio.

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