“Fronteras Inocentes”, la novela de Walter Machado, oriundo de nuestra ciudad, marra las peripecias de dos niñas de 8 y 9 años que deciden encarar una aventura a la salida del colegio. Basada en un hecho real, lo que inicialmente pareció una travesura en el imaginario infantil de ambas, en sus casas sus familias, comenzaron a notar la ausencia, la demora, el retraso. Mientras la aventura comienza mostrar una cara de la realidad para ellas desconocida y alejada de su cotidiano, el relato aborda una problemática recurrente en nuestra sociedad.
La crónica policial y las redes sociales dan cuenta de la ausencia de menores, adolescentes, tanto niños o niñas, en sus casas o los sitios donde suelen presentar. La necesidad de encontrar nuevos estímulos o aventurarse a lo desconocido son dos de los principales motivos de la ausencia. Algún amor pasajero o en el peor de los casos caer presas de redes de trata de personas que operan en varios niveles del estrato social.
Las autoridades recomiendan dar aviso a la policía transcurrido un tiempo perentorio, sin embargo desde la desesperación las familias comúnmente encaran una búsqueda que gana las redes sociales y se replica hasta en los lugares más remotos del mundo, en búsqueda datos, en búsqueda de la verdad.
Esta novela narrativa escrita por Machado, transcurre en los años 90 en nuestra región lindante con Brasil y Paraguay con un sostenido tráfico fronterizo tanto de personas como de mercancías. En ese contexto, dos hermanas: Valeria y Liliana de 8 y 9 años de edad, escapan del colegio y deciden caminar hacia lo desconocido, impulsadas por la curiosidad e ignorando los peligros, se zambullen en una aventura impensada mientas la familia preocupada busca dar con su paradero.
El propio Machado, contó que la historia está basada en un hecho real ocurrido en nuestra ciudad a mediados de la década del 90 que conmovió al pueblo todo que salió, en forma solidaria, en su búsqueda.
Fronteras Inocentes, se encuentra en las librerías del medio, también en venta a través de Mercado Libre.
Foto ilustrativa WEB